Con la vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, de 67 años, se convierte en el primer mandatario que no logra ser reelecto desde la redemocratización del país, en 1985.
Pero aunque Bolsonaro dejará la presidencia, tanto su formación, el Partido Liberal (PL), como sus aliados, dominan en la Cámara de Diputados y en el Senado. Además, en los tres estados más importantes –Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro–, el ultraderechista tiene a los gobernadores de su parte.
Por otra parte, si bien la victoria de Lula consolida el giro izquierdista de América Latina, el estrecho margen de votos alcanzados respecto al bolsonarismo es el fiel reflejo de un país dividido.
De hecho, la brecha entre ambos candidatos es considerada la más ajustada desde la redemocratización del país: Lula se hizo con 59.801.287 votos (50,9 %), mientras que Bolsonaro obtuvo 57.810.805 (49,1 %). Con esos datos es posible inferir que la derrota del ultraderechista este domingo está lejos de ser el punto final de su carrera política.
El ascenso del ‘outsider’
El primer gran momento mediático de Bolsonaro, quien en 2018 pasó de diputado irrelevante a inesperado mandatario, fue el 17 de abril de 2016, cuando desde su escaño votó a favor del ‘impeachment’ de Dilma Rousseff “por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra”, un despiadado torturador de la dictadura militar (1964-1985), época en la que la propia expresidenta izquierdista fue torturada.
Para muchos, esa frase marcó el arranque de la campaña presidencial de este político ultraderechista y fue el prólogo de lo que sería su mandato, recordado por su negacionismo de la pandemia, su campaña a favor de la explotación de la Amazonía, sus embates constantes contra las instituciones, su conservador programa de costumbres y su agenda económica de corte neoliberal, que ha podido ejecutar solo en parte.
– Com mais de 500 entregas neste ano, país soma 4,5 mil obras esportivas concluídas.- A menos de três meses para encerrar o ano, meta de 2022 foi superada. Do total de estruturas finalizadas, 4.317, ou 96%, eram construções paralisadas ou não iniciadas. pic.twitter.com/tPTnoPT7Kr
— Jair M. Bolsonaro 2️⃣2️⃣ (@jairbolsonaro) October 19, 2022
A los 67 años, pese a la campaña mediática en su contra dentro y fuera de Brasil, este excapitán del Ejército,al que sus detractores tildan de “misógino” y “racista”, se mantuvo a flote en estos comicios. El caudal de votos alcanzado por su propuesta, si bien no fue suficiente para asegurarle la reelección, sí han servido para dejar claro que la geografía política del país ha cambiado.
“Buey, Biblia y Bala”
Bolsonaro, que creció en una familia humilde de origen italiano en Eldorado, un municipio en el interior del estado de Sao Paulo, ha conseguido crear un movimiento a partir de su fuerte liderazgo, el bolsonarismo.
Su ascenso al poder fue fruto de una combinación de agilidad política y una hábil alianza con sectores clave, trabada gracias a su experiencia de 27 años de diputado en Brasilia.
Aprovechó la crisis económica del gobierno de Rousseff y el descrédito generalizado hacia la clase política desatado desde 2014 por la megaoperación anticorrupción Lava Jato, que destapó sonados escándalos en casi todos los partidos y puso tras las rejas a primeras figuras (entre ellas, Lula), para erigirse en un ‘outsider’, un paladín de la lucha anticorrupción y del libre mercado.