Opinión

Cómo la derecha radical toma fuerza en América Latina a pesar de la victoria de las izquierdas

Protesta antigubernamental en Cochabamba, Bolivia, 26 de octubre de 2022David Flores / www.globallookpress.com

De esta manera, el cuadro latinoamericano lo vemos entrando en una difícil coyuntura en la que convergen diferentes factores, tales como: debilidad de la izquierda, que muchas veces tiene que refugiarse en el centro y el liberalismo, lo que le lleva a perder su iniciativa transformadora; fortaleza de la derecha, usando ahora un lenguaje popular, interpelativo y avanzando en el electorado pobre, esto es, robando “la cartera” al mundo progresista; además, una crisis económica global que se profundiza y que puede desestabilizar a cualquiera de los nuevos gobiernos, que cuentan con una férrea oposición. 

En fin, un cóctel que luce muy peligroso debido al surgimiento de acciones y discursos protofascistas, de extrema derecha, que pueden fortalecerse en medio de un desequilibrio severo y una consecuente incapacidad del ejercicio de gobierno.

Y no solo eso. Sectores de derecha radical están tomando las calles, mientras las izquierdas y los movimientos sociales progresistas se retiran de ella.

De los movimientos sociales de izquierda a los de derecha

Las derechas están tomando las calles, que eran espacio privilegiado de los movimientos sociales progresistas. 

Lo hemos visto en Brasil, luego de conocerse el resultado electoral, con las movilizaciones que desconocen el resultado y piden la intervención de las Fuerzas Armadas, pero también en Colombia a escasas semanas de la asunción del presidente Gustavo Petro.

“A las derechas ya no les basta con tener el control de los medios y las instituciones, también han decidido movilizarse no solo para hacer oposición, sino también para quitarle el terreno de la calle a los movimientos sociales de izquierda”.

En Bolivia, la agitación de la derecha santa cruceñista se ha vuelto crónica y reaparece en cada coyuntura, amparada en la impunidad igualmente crónica. En Ecuador, las movilizaciones indígenas no son suficientes para cambiar la correlación de fuerzas políticas. En Argentina, el “negacionismo” se ha movilizado y en Perú el conservadurismo también ha ido a las calles a pedir el derrocamiento de Castillo.

Entonces, ya a las derechas de la región no les basta con tener el control de los medios de comunicación y las instituciones, también han decidido movilizarse con mayor ahínco no solo para hacer oposición, sino también para quitarle el terreno de la calle a los movimientos sociales de izquierda, que han sufrido un reflujo en la medida que han asumido la gestión estatal. 

Populismo o trumpismo latinoamericano

El populismo de derecha no es un fenómeno propiamente latinoamericano. 

Ya el filósofo Didier Eribon, en su libro Regreso a Reims, nos cuenta cómo en Francia un cinturón industrial decididamente comunista ha terminado envilecido por los discursos de la extrema derecha francesa.

¿Qué cambia en América Latina con el triunfo de Lula en Brasil?

Pero el mejor ejemplo mundial está representado por el trumpismo. Ha sido el expresidente Donald Trump quien ha catapultado el discurso populista de derecha que lo llevó a aumentar en casi diez millones de votos su votación del 2016 al 2020, aunque también a aumentar exponencialmente a los electores en su contra. Ahora planea su regreso.

Hablamos de un discurso polarizador que logra su acometido en la medida que la izquierda gobierna y se debilita por la lentitud de los cambios que pregona y su enlodamiento en los mecanismos de la institucionalidad liberal.

Ya no se trata de una derecha radical que es utilizada por la derecha moderada y liberal para enfrentar a la izquierda, sino de la imposición de la radical que va hegemonizando el espectro derechista.

“La derecha populista, en auge, es mucho más peligrosa por su desapego a las reglas democráticas y su pretensión de lograr una regresión histórica que recupera los métodos represivos y la persecución hacia los sectores progresistas”.

Bolsonaro nuevamente se ha convertido en un ícono de este movimiento para América Latina. Es una especie de ‘Trump brasileño’ que mezcla nacionalismo, anticomunismo, evangelismo y le habla a las mayorías populares en contra del establecimiento brasileño y el liberalismo político, tanto como lo hizo Trump y con resultados equiparables: pierde en las presidenciales pero gana terreno electoral y se mantiene como opción nada descartable, cada vez con mayor poder.

No es tanto toda la derecha la que está en auge como propiamente la derecha populista, mucho más peligrosa por su desapego a las reglas democráticas y su pretensión de lograr una regresión histórica que recupera los métodos represivos y la persecución hacia los sectores progresistas.

Si la izquierda no analiza y comprende las nuevas variantes, estará incapacitada de controlar este auge y estaremos en presencia de un ciclo progresista mucho más corto que el anterior. Aún quedan varios años para ver cómo evoluciona esta disputa.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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